El triunfo en las elecciones primarias de Cristina Fernández de Kirchner, elegida por la mitad de los argentinos y con una diferencia de más de 35 puntos sobre sus seguidores, más allá de confirmar el débil accionar de la oposición, marcó la crisis que viven los medios de mayor poder de difusión sobre el discurso social que circula sobre la Argentina.
Las operaciones mediáticas en contra del gobierno nacional buscaron bajar el alto nivel de imagen positiva que tenía la presidenta y toda su gestión. El poder dominante que tienen estos medios, con el grupo Clarín a la cabeza, para definir los temas de opinión pública, hacían suponer que podrían modificar el escenario político. Sus columnistas de cabecera más el gran espacio mediático que se le brindó a la oposición, en especial a Alfonsín, Duhalde y Carrió, eran los principales recursos de persuasión para imponer un pensamiento desfavorable de la gestión del gobierno nacional y también de sus principales responsables.
Con la irrupción de los medios masivos de comunicación en los inicios del siglo XX, existe un gran número de estudios y casos que demuestran cómo los temas instalados desde la opinión pública se hacen eco en las ideas y acciones de la gente. Era de sospechar que, ante las críticas al gobierno nacional instaladas por Clarín, podría suceder lo mismo.